martes, 12 de julio de 2011

Una mancha de chocolate


Muerdo una vez más mi labio inferior
como señal inequívoca de que nada va bien
como muestra palpable de la partida de un tren
cuyo escudo de armas es un nuevo dolor.

El calor que derrite el chocolate
funde a su vez nuestra extraña sinrazón
como nos fundimos envueltos en pasión
queriendo interpretar un amor de disparate.

Te marchas para no ser líquido,
me quedo en un instante, pétreo y sólido
degradado nuevamente a lo más ínfimo
impregnando mi camisa de tu chocolate simbólico.

Bajarán de pronto las temperaturas
soltarán su carga de pena las nubes,
pero tú, tú no sé si subes
si ya estás alojada en mis alturas.




mil gracias a María Hernando por esta imagen de la amargura chocolateada que es su aportación preciosa y genial a la creación de esta entrada... gracias por tu generosidad y por la celeridad para atender mi solicitud María; 
una colaboración con un gran sabor de boca...