viernes, 31 de diciembre de 2010

Ahora que nadie nos oye…


   Se acabó, por fin termina este puto año que no tendría que haber existido.
   El puto año que comenzó con la muerte mirándome a los ojos como en un reto en aquella tubería llena de gas tóxico que me hizo sentir tan frágil, tan pequeño como una molécula. Que me hizo salir corriendo a gatas aferrado a la esperanza de lo que tenía fuera, el oxígeno guapo, la luz del final del túnel.
   Aquel enemigo invisible que me dejó de regalo muchas pesadillas y lágrimas. Que me convirtió en un niño miedoso durante semanas.
   Al cabo de un mes volví. Vencí al miedo, a la angustia, a las pesadillas claustrofóbicas. Vencí a ese terror que me atenazó durante un tiempo corto pero denso, como es el miedo.
   Se acabó el puto año de la crisis. El puto año que me ha tenido haciendo números para salir adelante con lo más elemental, con lo necesario.
   Entre lo necesario, la conexión a internet, quien lo diría de mí, que ha sido el mayor aliado que he tenido para superar momentos verdaderamente angustiosos. Gracias a ello mucha gente ha tirado de mí para que no me hundiera.
   Ha sido el puto año en que Alba se dejó la piel para sacarme a flote cada vez que me estaba hundiendo. Nunca te lo podré pagar, peque, aunque nunca querrías que te pagara nada de todo eso que hiciste con esa generosidad irremediable que tienes.
   El puto año en que debí disfrutar del triunfo de España en el mundial de fútbol y no lo disfruté apenas, cuando era un sueño cumplido. Siempre soñé con ese momento y lo viví con una frialdad asquerosa, puto año.
   El año en que cuando peor pintaba la cosa, Anita, 3301, aparecía con sus papiros verde esperanza y daba otro empujoncito a este cadáver andante. No sabes, Ana lo que hiciste por mí. No tienes ni idea de cómo me ayudaste.
   Como me ayudaron desde el otro lado de la pantalla del ordenador otros muchos con su compañía. 
   Alicia con su cariño incondicional y una ternura que deshace la piedra. Gracias, conejita .- 
   Princess y Mayra y nuestro viaje a una isla perdida en la que según ellas lo que haríamos sería leer libros y según yo,…bueno, según yo..., ¡pero es que son tan guapas esas dos niñas!
   El año en que conocí a una Pili que me ha reventado el alma con su buen rollo genético, a un Kevin que yo hacía cuarentón de puro sabio y resulta que es un bebé-genio con cheque regalo.
   El año en que leí las cartas de la luna y me di cuenta de que los extraterrestres viven en Ibiza y se llaman Miguel. Así de integrados están los cabrones. En su planeta les llaman Canopius, aquí Jefes y muy merecidamente además.
   El año en que vi a tipos como Taviro a quien yo creía inalcanzable, ser totalmente accesible, cálido y cercano, como Tiguaz, quien pese a mis prolongados y repetidos silencios, siempre ha tenido una palabra de amigo, incluso a veces un barazo, pero de los que no duelen.
   El año en que descubrí a Belle Penélope y aluciné en colores. Colores como los de Carol Love, apenas conocida aún y sin embargo ya de obligada visita por tanto como tiene que mostrar.
   El año, en que EBA REIRO me enseñó que hay huracanes que arrasan con talento y sin daños de esos computables que salen en las noticias. Es la alerta roja de las letras esa pequeñaja.
   El año de Lorelei, my Lo...
   El año en que quise irme del lugar donde viven todos ellos en varias ocasiones, en silencio siempre y lo máximo que conseguí fue desaparecer unos pocos días. Un alejamiento truncado la más prolongada de esas veces por un poema canalla (un abrazo, taviro) que no podía dejar sin agradecer y que me enganchó nuevamente a ese veneno con más fuerza si cabe.
   No me olvido en este año de putas penurias, de Vivi...endo, de Toni y la pecera parlanchina, de navera, de cristina, de Siul Loquito, de Aérope (cómo lo estarás pasando jodía Manos Libres), de Pame siempre presente, de Paula, esa Milana y su ternura sin límites, de Buscando, que ahora la busco yo y no hay manera con ella.
   De mi valiente Poema 85, toda una revelación para mí que me va a dar dos tortas por alargarme con ella más que con otros/as.


   …El año de Patricia !cuanto ha aguantado ese hombro! de Paula y su sonrisa japi que es un bálsamo, de Santi, de Carmen, de Roberto, de Javi, Ramón, Sandra, Damián… que no escriben versos, escriben mi nombre en su pensamiento y no me han dejado solo ni un segundo. Los que me veian la cara y pensaban "este chico está mal", pero no preguntaban, hacían. Son de mi entorno, son de mi vida.
    El año de ligar despiadadamente hasta aburrirme porque no me aportaba nada. Ni la satisfacción esa del machito cazador siquiera. No era yo, no podía seguir con eso.
    El año en que apareció envuelta en magia la chica de los asteriscos  y acabó, con mucho esfuerzo y dedicación por sacarme de ese cruel agujero anímico. Si no puedes dormir, suenha...así, con nh. **
   Esfuerzo del que todos habéis participado aún sin saber nada de lo que estaba ocurriendo en la mayoría de los casos.


   El año, al fin, en que perdí a algunas personas importantísimas en mi vida y no me las van a devolver jamás. 
   El año de Pepe en el tobogán, el Pepe del corazón fuera de su sitio, el de los bolsillos vacíos y el alma llena de miles de sentimientos encontrados entre sí. 
   El año del precipicio y el valle en cuestión de segundos. 
   El año en el que me lamenté en algunas ocasiones de no haber tenido los reflejos suficientes para darme cuenta de que aquella tubería quería quedarse conmigo para evitarme pasar el año que pasé.

   El año en el que las pasé putas...
   El año de las (plural) crisis…

  Adiós, hijo de puta.

domingo, 26 de diciembre de 2010

El bloguero audaz.

   Me visto con mis mejores galas para salir de blogs como quien sale de copas un viernes porque es más "cool" que los sábados (o ahora es los jueves, ya me pierdo...no, son los martes ahora, sí, los martes, eso es).
   Visito varios que por el título me parecen interesantes (los títulos merecen un capítulo aparte que ya  tocaré en su momento). Todos o casi todos estos blogs, son de personas que escriben relatos o poemas.
   Lo primero que veo es que el intento por ser originales hace que todos ellos sean similares. Pese a ese pequeño matiz yo insisto en dejar muestra de mi paso por allí.
   La mayor parte de las veces no he entendido nada de lo escrito por el autor y mucho menos aún de lo comentado por sus seguidores, pero evidentemente, si me he acicalado tanto debo amortizar el desgaste que supone y me lanzo al mundo de los comentarios metafísico-laberínticos. 
  Reconozco, eso sí, que los hay que te hacen sentir algo y en esos vas a tiro fijo pues el corazón, el instinto, el alma o algo así, te guía. Son los menos, pero haberlos,"hailos".
   Quiero ser Original y Profundo, como ellos y además que parezca que lo he pillado a la primera y sé de que coño están hablando aunque cada uno diga sobre un mismo tema una cosa bien distinta a la que han comentado el resto de visitantes.
   Me lanzo de cabeza a escribir mi comentario ojiplatizante. Primero me despojo de la naturalidad, seguidamente profundizo según protocolo en lo que creo que debo decir para parecer uno de ellos y ¡zas! de pronto me voy asfixiando (esto debe ser por la "mística") y noto como un vértigo que no me permite entenderme con claridad a mí mismo. No hallo salida al follón lírico-onírico en el que estoy levitando y decido en ese punto, justo antes de perder la brújula totalmente, que hay que seguir con el farol como un buen jugador de poker al que, pese a la taquicardia, no se le mueve un solo músculo.
   En ese momento sé que estoy por fin en el buen camino y que una vez más habré conseguido pertenecer al club sin saber muy bien de que forma me hice con esa invitación falsificada.
  Al rato, recupero el pulso y nuevamente siento el convencimiento de que podría apuntarme sin desmerecer a un equipo de buceo en apnea para profesionales abisales.


Dedicado a Latitud Cero por los buenos ratos que me regaló leerla tan sembrada de genial irreverencia.
Gracias!!!



lunes, 20 de diciembre de 2010

El amor de mi vida: Soledad Placebo


   Llegó a mi vida de la manera más inesperada. Nos conocimos en la consulta del médico de cabecera. De hecho, él sin saberlo nos presentó.
   Acudí a verle por culpa de un insistente dolor en la espalda. Un dolor muy intenso es lo único que a éste testarudo lo puede llevar ante los matasanos. Don Juan Miguel, tras una minuciosa revisión de cuarenta segundos me recetó una pomada.
   -Debes aplicarte dos veces al día este ungüento en la zona dolorida. Se extiende poca cantidad y formando círculos sobre la contractura con suavidad, pero presionando ligeramente. En unas pocas semanas estarás cómo nuevo.
   Apesadumbrado, salí de allí con la receta en la mano, la deposité echa un ovillo en una papelera y me fui a mi casa.
   Soledad ya estaba conmigo. Sentí que siempre me había acompañado y no me había fijado en ella.
   Ya no me dolía la espalda, por fin estaba curado.
   Ella sonríe mirándome enamorada.